Datos personales

lunes, 30 de enero de 2012

Mi peor pesadilla

He leído dos muertos y pico y  me ha llamado la atención cuando encerraban a los protagonistas en el gimnasio, y a partir de este detalle escribo este cuento.
Pasaron dos horas, y seguíamos allí, encerrados en el gimnasio. Ya estábamos un poco desesperados, porqué nos faltaba el aire, y apenas nos quedaba comida, pero seguíamos  con las esperanzas de que alguien nos sacaría de allí. Estaba todo oscuro, y solo podíamos iluminar  aquella sala con la pequeña  linterna de Guillem, que estaba a punto de agotarse. Marc, estaba en la otra punta de la sala, intentando salir por la ventana, pero era inútil, porque estaba demasiado alta. Intentó escapar por la ventana, por lo menos unas 12 veces, pero cuando estaba a punto de llegar, le resbalaban las piernas y se caía. Ya llevaba las piernas llenas de rasguños, pero él seguía subiendo por esa pared de ladrillos. Yo, no sabía que hacer. Estaba muy nerviosa, y me temblaban las piernas. Intentaba pensar en algo, en como salir, pero no se me ocurría nada, cuando de repente, vi una luz que se dirigía hasta nuestra puerta y nos decía: “Malditos niñatos, supongo que sabréis porqué os habré encerrado aquí no?”
Marc, se dirigió a la puerta, y empezó a darle golpes para que nos dejara salir, pero no sirvió de nada. La voz seguía hablando, pero yo no podía escuchar nada, porqué Guillem gritaba como si lo estuvieran a punto de matar. Le dije a Guillem que se callara, y al final me hizo caso y se calló, pero ya era demasiado tarde. No se oía nada a través de la puerta, ni si quiera pisadas. Pasó media hora más, y volvimos a ver esa luz que se dirigía hacia nosotros. Esta vez nos dijo que nos dejaría salir, si le dábamos lo que quería. No sabía de que hablaba, pero cuando miré a Marc, me di cuenta de que escondía algo.  Le pregunté que si sabía lo que quería esa persona de ahí fuera, y con cara de terror, me dijo que si que lo sabía, y se calló.  Guillem lo cogió por el cuello, y desesperado lo empezó a gritar. Marc, lo tiró de un empujón al suelo, cogió su mochila, y sacó una caja pequeña. Le pregunté que había ahí dentro, pero se hizo el sordo, y no me contestó. Disimuladamente, fui por detrás y le quité la caja que había sacado de la mochila. La abrí rápidamente, antes de que el me la cogiera, y  dentro de esa caja, solo había un papel, un papel sucio y un poco roto. Le pregunté a Marc, que era eso, y me dijo que no lo sabía, que nunca había abierto esa caja, y que se la encontró en la chaqueta de nuestra profesora Silvia. Oí una voz a través de la puerta y me di cuenta de quién era esa voz. Claramente, era de la profesora Silvia.  Guillem cogió el papel de la caja, y empezó a leerlo en voz alta. Era una carta del profesor de música que decía así:
Ayer vino Juan, el profesor de física en mi casa y me contó que era tu cómplice. Me quede muy sorprendido, porque no sabía de lo que me hablaba, y me siguió contando la historia. Me dijo que no quería seguir escondiendo más esta historia y que tu tenías un maléfico plan entre manos. Me lo contó todo, así que ya se que tienes planeado envenenar al director y hacerte con el Instituto, pero eso no será posible, porqué haré algo al respeto.
Guillem, cerró la caja, como si no hubiera pasado nada, y le dijo a la profesora que estábamos dispuestos a darle la caja pero solo si antes nos dejaba hablar un momento con nuestras madres.  Ella acepto, abrió la puerta y nos dio un teléfono, pero nos dijo que no podíamos decir nada sobre la carta, y que si decíamos algo, nos dejaría ahí encerrados para siempre. Marc cogió el teléfono y sin que nadie le dijera nada supo lo que hacer. Rápidamente llamó al director del colegio y le dijo que la profesora nos había encerrado y que le quería matar.  Mientras el director venía hacia el colegio, la profesora salió corriendo y nos dijo que se la íbamos a pagar y que nos acordaríamos de este día, pero el director llegó antes de tiempo y la cogió. Mientras el director nos habría la puerta, oí un ruido muy fuerte. Cada vez era más fuerte hasta que me di cuenta de que de repente me caía de la cama.
Me di cuenta de que había sido todo un sueño, un sueño que había acabado bien, pero a la vez mal porqué, al caerme de la cama, me había roto el brazo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario